La primavera está dando sus últimos coletazos en los
cercados de los machos de Castillejo de Huebra, mientras que en “Agustínez”,
las vacas caminan sobre un tapete multicolor en una primavera en toda su
expresión.
Castillejo de Huebra junto con el hierro de José Manuel
Sánchez, son los encargados de marcar las pieles de los “Murube” que José
Manuel adquirió a los Hermanos Lozano procedentes de Félix Cameno, son dos de
los cuatro hierros que la familia posee. Todos recordamos con cariño la belleza
de los toros de Sánchez Cobaleda y los cárdenos Santa Coloma línea Buendía con
el hierro de Terrubias, que por temas sanitarios, obligaron a los ganaderos a
mandarlos al matadero, una gran pérdida genética para nuestra cabaña brava.
María José Majeroni una de las cuatro hijas de José Manuel
Sánchez, ha sido la encargada de recoger el testigo y ponerse al frente de la
ganadería. Ella siempre estuvo al abrigo de su padre, por ello, ha cogido las
riendas de una manera ejemplar y ha colocado a sus pupilos en las mejores
ferias estos últimos años, “Siempre estuve en los tentaderos a su lado, dar el
paso y ponerme al frente de la ganadería, ha sido algo natural” relata María
José.
Mientras tanto, Juan Antonio, hace su repaso diario,
despacio y con temple, el toro de
Castillejo es un toro manejable en el campo y el solo es capaz de encerrar una
corrida con la ayuda de los perros.
La familia Sánchez Majeroni siempre ha tenido claro el tipo
de toro que buscaban, un toro armónico, amplio de pecho, bajo, fino y con
seriedad, la camada da buena fe de ello.
En su mayoría el pelaje predominante es el negro, pero en
todas las camadas sale alguno castaño, en los cuales, curiosamente los
ganaderos tienen mucha fe. También aparecen esporádicamente toros girones o
calcetero, salto atrás que nos llevan a los orígenes del encaste.
Siguiendo la carretera de San Muñoz hacia Tamames, nos
encontramos a la izquierda la peculiar portera que denota los dominios de esta
familia ganadera, en ella pastan a placer las hembras, en sus respectivos lotes
, también lo hacen los majestuosos raceadores, que junto a la carretera, como
si de un escaparate de lujo se tratara, esperan su turno para aportar su
contrastada genética.
“Agustínez” es la finca madre de los Sánchez, es una finca
con mucha hierba, como decía padre, la única pega que tiene es que le faltan
1.000 hectáreas, el río Huebra pasa por ella y la une con nuestra otra finca “Castillejo”
donde anteriormente estaban las vacas de Sánchez Cobaleda”.
Gonzalo es el
encargado de cuidarlas, todo un amante del campo, lleva toda la vida
entre encinas, un placer encontrarse a gente como él.
Para terminar María José nos cuenta como fue la temporada “Hemos
lidiado seis corridas de toros, tres de rejones, 2 mixtas con dos toros cada
una y tres novilladas (dos a pie y una de rejones) prácticamente toda la camada se ha lidiado a pie y es lo
que buscamos, los resultados han sido bastante satisfactorios, hemos subido un
peldaño respecto al año pasado, destacando un gran toro lidiado en Pedro Muñoz por
Antonio Linares de nombre “Junito”, pero esto es un camino largo, tenemos que
ir despacio y haciendo las cosas sin precipitarnos, lo más importante que hemos
conseguido es que la ganadería apenas se conocía y hoy en día es un referente
para los aficionados”.
Ojalá que el legado Murube que José Manuel Sánchez aportó a la
fiesta siga regalándonos, durante mucho tiempo, esa manera tan especial de embestir.
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